“Arcane” es una serie de animación distribuida por Netflix en donde vemos algunos de los personajes del videojuego League Of Legends. Lo mejor de todo, es que no es necesario sumergirse en el videojuego para comprender el argumento de esta producción. En ella, vemos como la desigualdad en la Ciudad de Piltover saca lo peor de dos mundos. Por un lado tenemos a una clase política que se regodea en su abundancia. Mientras que la gente del distrito suburbano vive en condiciones infrahumanas.
Mientras que “Los de arriba” se esmeran en oprimir a sus vecinos de abajo para conservar su status quo. “Los de abajo” sólo tratan de vivir en condiciones que valgan la pena. Muestra de ello es que el aire que respiran está mezclado con gases tóxicos que suelen derivar en enfermedades nerviosas. En el subterráneo abunda la delincuencia, violencia y otros males. Para variar, Riot Games (quien creó el videojuego) elige tomar como protagonistas a un puñado de jóvenes.
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¿Por qué Arcane es tan buena?
La primera razón por la que esta serie se volvió en una de las mejores del 2021. Tanto que Hideo Kojima mencionó que es el nuevo estandarte de calidad entre las animaciones. Es por su bellísima animación, la calidad de cada frame es altísima, podrías detenerla en cualquier segundo y se seguiría viendo hermoso. Algo que no puede suceder con el trabajo de Studio Pierrot por ejemplo. Después de eso tenemos una actuación de voz exquisita, sería injusto decir que Hailee Steinfeld se roba el show. Ya que todo el elenco aporta características únicas a sus personajes haciéndolos a todos igual de memorables.
Más adelante tenemos su tercero punto más fuerte; es una historia madura. Netflix la vende como una serie para adolescentes, la cosa es que los productos adolescentes generalmente son más infantiles. Arcane es un relato adulto, con violencia cruda y personajes vulgares (es impensable creer que Steinfeld se puede expresar así). Lo que nos lleva a los siguiente; cada vez que los antagonistas aparecen; hay más de 1 muerto. Volviéndose así en figuras imparables de las que nadie está a salvo ni cobijado por el guion.
También hay que puntualizar en su historia bien estructurada, lo que ocurre en cada episodio es consecuencia de sus personajes. Es decir, la trama no es obligada por lo que los escritores quieren (o las audiencias). Sino que el mundo es una consecuencia de las pasiones de nuestros héroes. Por último y no menos importante, la musicalización es exquisita, a pesar de que a veces rompe el relato. Quiero decir, hay batallas que se sienten más como un videoclip, que como una serie animada. Fuera de eso, no sorprende que haya vencido en números al Juego del Calamar, tampoco que hayan confirmado una segunda temporada para 2023.
La violencia nos dice algo
Como dije arriba, la violencia de la serie es magníficamente disfrutable. Pero no es que los personajes sencillamente se batan a golpes para complacer a la audiencia. Sino que, en cada enfrentamiento visto a cuadro, los participantes están apostando algo valioso. Ya sea un botín saqueable o el resentimiento madurado por décadas. Nadie actúa en defensa personal o algo parecido. Haciendo que cada sesión de puñetazos escale a un nivel muy personal para el espectador.
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